"La verdadera Democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo"
Perón consideró que la Comunidad tenía que desarrollar una
“conciencia social” que sea capaz de forjar en el hombre el principio de
“sus derechos inviolables, sin enajenar la comprensión de sus deberes”.
EL CONCEPTO DE COMUNIDAD ORGANIZADA EN JUAN DOMINGO PERÓN
“La
comunidad organizada debe conformarse a través de una conducción
centralizada en el nivel superior del gobierno, donde nadie discute otro
derecho que el de sacrificarse por el pueblo; una ejecución
descentralizada y un pueblo libremente organizado en la forma que
resulte más conveniente a los fines perseguidos”. Juan D. Perón, 1974
Por Aritz Recalde
NAC&POP
agosto 2018
“La comunidad organizada debe conformarse a través de una conducción
centralizada en el nivel superior del gobierno, donde nadie discute otro
derecho que el de sacrificarse por el pueblo; una ejecución
descentralizada y un pueblo libremente organizado en la forma que
resulte más conveniente a los fines perseguidos”. Juan D. Perón, 1974
El concepto de Comunidad Organizada fue desarrollado por Juan Perón en el año 1949.
Asimismo, la noción aparece mencionada por el mandatario en otras
oportunidades y ocupó un lugar importante en su libro Modelo Argentino
para el Proyecto Nacional del año 1974.
En una gran síntesis, la noción de Comunidad Organizada está fundada sobre tres ideas fuerza:
Primero: la República Argentina debe edificar un nuevo proyecto de civilización alternativo al capitalismo liberal.
La Comunidad Organizada es un programa de democracia social,
participativa y humanista que reconoce y que garantiza los derechos de
las personas y que establece una clara conciencia de sus obligaciones.
El individuo solamente se realizará en una Comunidad liberada y su
destino estará directamente ligado al del conjunto de la colectividad.
Segundo: La Comunidad Organizada es una democracia
participativa y está edificada en torno a la acción de las
organizaciones libres de pueblo.
El sujeto político de la Revolución Justicialista es el pueblo
organizado autónomamente y no el individuo egoísta (liberal) o el Estado
colectivista (comunista).
Tercero: en el plano geopolítico mundial, la
Comunidad Organizada es un proyecto de civilización alternativo al
individualismo capitalista y al colectivismo soviético.
Ambos sistemas fracasaron y producto de ello la humanidad está
inmersa en una crisis política, económica, social y moral profunda.
El libro La Comunidad Organizada
“La humanidad necesita fe en sus destinos y acción, y posee la
clarividencia suficiente para entrever que el tránsito del yo al
nosotros, no se opera meteóricamente como un exterminio de las
individualidades, sino como una reafirmación de éstas en su función
colectiva”. Juan D. Perón, 1949
El libro La Comunidad Organizada se compone con pasajes del
discurso[1] de Juan Perón en el cierre del Congreso de Filosofía,
realizado en la Universidad Nacional de Cuyo el día 9 de abril del año
1949.
No existe acuerdo sobre la autoría definitiva del texto que Juan Domingo Perón leyó en el Congreso.
Carlos Piñeiro Iñiguez, Alberto Buela, Norberto Galasso y Oscar
Castellucci coinciden en que no hubo solamente una pluma en la escritura
de la Comunidad Organizada.
Estos investigadores destacan el hecho de que el libro pudo haberse
conformado con contribuciones de Nimio de Anquin, Carlos Astrada, Hernán
Benítez, Ireneo Fernando Cruz o Arturo Enrique Sampay.
Perón habría delineado el esquema inicial de las ideas generales y luego
corrigió y editó el texto definitivo con el conjunto de esos otros
aportes.
El libro se organiza en 22 capítulos que introducen conceptos
teóricos y breves reflexiones históricas, abordando temas de filosofía,
de religión, de historia de Europa y de teoría del Estado, entre otras
cuestiones.
En la obra se hace un repaso de algunas corrientes políticas e
intelectuales que formaron lo que se denominó como el “espíritu
americano y las bases de la evolución ideológica universal”.
Para explicitar su origen, Perón expuso sucintamente el proceso
histórico y cultural por el cual la sociedad medieval varió de un
sistema asentado en torno a valores religiosos, hacia un proyecto de
culto al hombre y a la racionalidad moderna.
El ex Presidente describió las ideas y conceptos formulados en la Edad Antigua, centralmente en la tradición grecorromana.
Puntualizó algunos rasgos de la Edad Media que, según él, “produjo
santos y demonios, pero en su desolación, en su pobreza, con el
horizonte teñido siempre por los resplandores de los incendios, no le
quedaba al hombre otro escape que poner sus ojos y su esperanza en
mundos superiores y lejanos.
La fe se vio fortalecida por la desgracia”.
Se refirió puntualmente a la escolástica de Santo Tomás y a las
nuevas ideologías del Renacimiento, en la antesala de la Edad Moderna.
Acerca del Renacimiento sostuvo que “sobre las ruinas de los castillos feudales edificaron su trono las nuevas monarquías.
A la idea de aventura sucedió la empresa (…)
El Estado tardará todavía en sobrevenir, pero en torno a los
monarcas, depositarios de un mandato ideal, representantes de lo que
siglos después será el concepto de nacionalidad, empieza a gestarse la
vida de los pueblos modernos”.
La Comunidad Organizada introduce brevemente las nociones de los
pensadores Sócrates, Aristóteles, Platón, Santo Tomas, Spencer, Hobbes,
Spinoza, Voltaire, Fitche, Montesquieu, Kant, Comte, Darwin, Vico,
Descartes, Rousseau, Hegel, Marx, Berkeley, Bergson, Schelling,
Heidegger y Kierkegaard, entre otros.
Contexto histórico de producción de la Comunidad Organizada
El libro se formuló luego de la hecatombe humana producida en las dos Guerras Mundiales.
El Congreso de Filosofía de Mendoza se realizó en un contexto
internacional caracterizado por el enfrentamiento entre los bloques del
comunismo soviético y del capitalismo norteamericano.
Tras la conflagración mundial, el orden geopolítico organizado por
Europa se desmoronó y se inició un ciclo de revoluciones anticoloniales,
caracterizado por el surgimiento de nuevos Estados de raíz
nacionalista.
La propuesta de Comunidad Organizada anticipó, en muchos aspectos, la
actitud que tomaron varios de los nuevos gobiernos frente a los dos
grandes imperialismos de posguerra.
Con antelación a que se produzcan los sucesos, la postura de Perón en
su “tercera posición” expresó lineamientos y principios que
conformarían el Bloque de países No alineados, que tuvo nacimiento en la
Conferencia de Bandung en el mes de abril del año 1955[2].
El Congreso de Filosofía de Mendoza se realizó el mismo año que la
reforma de la Constitución Nacional y de algunas constituciones
provinciales.
Tal cual sugiere Alberto Buela, la Comunidad Organizada fue la
doctrina política que guío a los congresales oficialistas en la
refundación institucional de la Revolución Justicialista.
El materialismo y la crisis de la civilización
“La crisis de nuestro tiempo es materialista.
Hay demasiados deseos insatisfechos, porque la primera luz de la
cultura moderna se ha esparcido sobre los derechos y no sobre las
obligaciones; ha descubierto lo que es bueno poseer mejor que el buen
uso que se ha de dar a lo poseído o a las propias facultades”. Juan D.
Perón
El punto de partida de la Comunidad Organizada es el hecho destacado
por el líder justicialista acerca de que “la sociedad y el hombre se
enfrentan con la crisis de valores más profunda acaso de cuantas su
evolución ha registrado”.
En occidente habían desparecido las “tesis fundamentales” del orden
social y el relativismo y el desconcierto ético y político eran la
norma.
Perón mencionó que si bien el sistema capitalista generó un “progreso
económico” importante, no erradicó los enfrentamientos entre clases y
países y tampoco evitó los padecimientos sociales y espirituales.
En dicho escenario histórico, las ideologías políticas liberales y
comunistas no podían ofrecer al hombre una solución a su padecer
cotidiano y menos aun convertirse en una alternativa civilizatoria
emancipadora.
Perón consideró críticamente tanto “el individualismo amoral,
predispuesto a la subversión, al egoísmo, al retorno a estados
inferiores de la evolución de la especie”, como la “interpretación de la
vida que intenta despersonalizar al hombre en un colectivismo
atomizador”.
En el origen de estas ideologías había una matriz materialista que
justificaba la explotación y la lucha de las personas y de los grupos.
El liberalismo auspiciaba el egoísmo individual y la acumulación
desenfrenada de riqueza como valores fundamentales y ponía a la
humanidad en un estado de guerra permanente.
Hobbes había formulado con exactitud ese estado de conciencia del
hombre caracterizado por la mera ambición, en un “momento en que las
luces socráticas y la esperanza evangélica empiezan a desvanecerse ante
los fríos resplandores de la Razón, que a su vez no tardará en abrazar
al materialismo”.
El líder justicialista caracterizó críticamente el modelo del consumismo capitalista.
El individualismo de la modernidad postulaba que el acceso ilimitado a
los bienes materiales y la competencia entre los hombres eran los
motores fundamentales del desarrollo.
Perón sostuvo que la disputa por mantener privilegios económicos no
mejoró la vida en comunidad, sino que derivó en un “egoísmo, que forjó
la lucha de clases e inspiró los más encendidos anatemas del
materialismo”.
En el siglo XX perdían hegemonía los ideales liberales de supuesto
progreso lineal e ilimitado y carecían de legitimidad muchos de los
fundamentos de la cultura occidental que habían guidado nuestra
organización nacional.
Resultado de esta matriz cultural, se habían erosionado los valores
del orden justo, de la búsqueda de la verdad trascendente y de la
construcción de una comunidad igualitaria y libre.
La alternativa marxista
“En el mundo, sin llegar a soluciones de violencia, gana terreno la
persuasión de que la colaboración social y la significación de la
humanidad constituyen hechos, no tanto deseables cuanto inexorables”.
Juan D. Perón
En la Comunidad Organizada Perón realizó referencias explicitas a la
obra de Marx y puntualizó su influencia en los movimientos de izquierda y
en la formulación de una teoría del Estado colectivista.
El mandatario conceptuó negativamente el postulado acerca de que la
lucha y el odio de clases podían oficiar como motor de la historia.
En sus palabras “Cuando Marx nos dice que de las relaciones
económicas depende la estructura social y su división en clases y que
por consiguiente la Historia de la humanidad es tan sólo historia de las
luchas de clases, empezamos a divisar con claridad, en sus efectos, el
panorama del Leviathan.
No existe probabilidad de virtud, ni siquiera asomo de dignidad
individual, donde se proclama el estado de necesidad de esa lucha que,
es por esencia, abierta disociación de los elementos naturales de la
comunidad”.
Perón considera que la lucha y los rencores de clase debilitan los vínculos sociales y hacen dificultosa la vida en comunidad.
El marxismo promovió un modelo de Estado que tendía a
“despersonalizar al hombre en un colectivismo atomizador” y “el
individuo marxista es, por necesidad, una abdicación” a la libertad
individual.
La evolución de esa ideología podía derivar en un autoritarismo que
cercenara la autonomía del pueblo y que conformara así una “imposición
mecánica en continua expansión y siempre hipócritamente razonada”.
En la óptica de Comunidad Organizada, la democracia se establecerá a
partir de la acción de las organizaciones libres del pueblo creadas de
abajo hacia arriba, por voluntad de sus miembros y no por imposición
estatal.
Es en este sentido que Perón estableció que “nosotros somos
colectivistas, pero la base de ese colectivismo es de signo
individualista, y su raíz es una suprema fe en el tesoro que el hombre,
por el hecho de existir, representa”.
La Comunidad Organizada y la igualdad social
La igualdad era la base a partir de la cual construir la Comunidad
Organizada y dicha condición tenía que ser consagrada por la actividad
política.
Perón argumentó que “la ciencia puede resolver en la abstracción los
problemas, partiendo de premisas igualmente abstractas, pero en la vida
de las comunidades los efectos de esas oscilaciones suelen ser muy otros
(…)
Incumbe a la política ganar derechos, ganar justicia y elevar los niveles de la existencia”.
El punto de partida, para fundar el nuevo orden histórico, surgiría a
partir de consagrar un “dispositivo social” tendiente a eliminar los
extremos de desigualdad.
Una vez emancipado el hombre de su condición de explotación, la
Comunidad iba a “difundir la virtud inherente a la justicia y alcanzar
el placer, no sobre el disfrute privado del bienestar, sino por la
difusión de ese disfrute, abriendo sus posibilidades a sectores cada vez
mayores de la humanidad”.
Pilares doctrinarios de la Comunidad Organizada
Para construir la Comunidad Organizada los pueblos debían desarrollar
un ideal de justicia que estructure y que garantice en el tiempo el
progreso del conjunto social.
Con esta finalidad, el texto recuperó diversas tradiciones culturales
e intelectuales a partir de los cuales se conformó el “espíritu
americano”.
Hay dos grandes principios que fundaban el origen de la Comunidad
Organizada y eran la tendencia del individuo a vivir en sociedad y su
búsqueda y deseo de igualdad y armonía humana.
Perón mencionó en varios pasajes del libro que nuestra cultura se integraba con valores de la tradición grecorromana.
Aristóteles había descripto con claridad la condición social del ser
humano que vive en la ciudad y que subordina su individualidad a un
proyecto de integración colectiva superior.
Perón detalló que este pensador entiende que “el hombre es un ser
ordenado para la convivencia social; el bien supremo no se realiza, por
consiguiente, en la vida individual humana, sino en el organismo
super-individual del Estado; la ética culmina en la política”.
De Grecia emanaba un renovado concepto de la democracia y una teoría de las virtudes de la vida en comunidad.
Perón consideró que dicha tradición de Estado griego “alcanzó en Roma su cúspide.
La ciudad, hecha imperio, convertida en mundo, transfigurada en forma
de civilización, pudo cumplir históricamente todas las premisas
filosóficas”.
Sin negar su condición histórica progresista, Perón mencionó
críticamente que el concepto de democracia grecorromano se organizó
sobre principios culturales de desigualdad y de opresión étnica, racial y
de género.
La democracia helénica y el Imperio Romano habían desenvuelto
políticas colonialistas sobre los otros pueblos, organizando relaciones
de esclavitud.
Perón remarcó el hecho de que el Cristianismo introdujo una nueva noción de la igualdad entre los hombres y pueblos.
A diferencia de Grecia y de Roma, la fe católica inauguró una
liberación que “enriqueció la personalidad del hombre e hizo de la
libertad, teórica y limitada hasta entonces, una posibilidad universal”.
El Cristianismo se conformó como una doctrina de contenido
revolucionario, en la medida que auspició la igualdad de todos los
hombres frente a Dios y fundó el valor de que “no existe la desigualdad
innata entre los seres humanos, que la esclavitud es una institución
oprobiosa y que emancipase a la mujer; una fuerza capaz de atribuir al
hombre la posesión de un alma sujeta al cumplimiento de fines
específicos superiores a la vida material, estaba llamada a revolucionar
la existencia de la humanidad.
El Cristianismo, que constituyó la primera gran revolución, la
primera liberación humana, podría rectificar felizmente las concepciones
griegas.
Pero esa rectificación se parecía mejor a una aportación”.
Perón consideró que con el transcurso del tiempo ambas tradiciones se
articularon y la democracia se organizó evolucionando a partir de “la
familia”, de manera que “su unidad se convierte en plasma que a través
de los municipios integrará los estados, y sobre la que descansarán las
modernas colectividades”.
En varios pasajes de la Comunidad Organizada hay referencias a los
aportes a la cultura occidental de Santo Tomás, quien postuló que el
“Estado es la educación del hombre para una vida virtuosa”.
Perón interpretó que el tomismo propugnó un concepto humano distante
del “individualismo anárquico” y que presentó los valores “espirituales”
por sobre los “materiales”, destacando que “el hombre era sólo algo que
debía perfeccionarse, para Dios y para la comunidad”.
El concepto histórico de vida en Comunidad de Grecia, del
Cristianismo y el tomismo tendrá en diversos autores de la modernidad
una refundación y una revisión positiva y constructiva.
Entre otros, Perón recuperó la figura de Rousseau que si bien afirma
el valor del individualismo, luego “lo integra en una comunidad y suma
su poder en el poder de todos para organizar, por la voluntad general,
la existencia de las naciones (…) llamará pueblo al conjunto de hombres
que mediante la conciencia de su condición de ciudadanos y mediante las
obligaciones derivadas de esta conciencia, y provistos de las virtudes
del verdadero ciudadano, acepten congregarse en una comunidad para
cumplir sus fines”.
Los límites ciencia moderna como ordenadora social
“Voces de alerta señalan con frecuencia el peligro de que el progreso
técnico no vaya seguido por un proporcional adelanto en la educación de
los pueblos”. Juan D. Perón
Juan Perón presentó a la Comunidad Organizada como una propuesta de civilización alternativa al liberalismo y al marxismo.
Según postuló en el epígrafe, el mandatario suponía que la
refundación de la organización social no iba a efectuarse sobre los
principios del progreso técnico.
El mandatario justicialista consideró que la racionalidad científica
moderna era incapaz de organizar los vínculos humanos sobre principios
de justicia.
Destacó, entonces, que “no podemos deducir de ella el clima de una nueva Ética y mucho menos el de una nueva Moral (…)
No es posible fundar sobre una ley técnica, desconectada de las
razones últimas, una ley positiva, ni siquiera un tratado de buenas
costumbres”.
La ciencia podía contribuir al desarrollo material y económico de los
países pero no consagraba un orden justo, ni un valor sobre el cual
edificar una Comunidad libre.
Perón consideró necesario dotar a los científicos y técnicos de
sentido ético y propugnó que había que organizar su práctica en torno de
nuevos valores sociales y colectivos.
La cultura de las obligaciones humanas
“La justicia no es un término insinuador de violencia, sino una
persuasión general; y existe entonces un régimen de alegría, porque
donde lo democrático puede robustecerse en la comprensión universal de
la libertad y el bien general, es donde, con precisión, puede el
individuo realizarse a sí mismo, hallar de un modo pleno su euforia
espiritual y la justificación de su existencia”. Juan D. Perón
Perón consideró necesario forjar una cultura nacional que fuera capaz
de oficiar como un marco de acción valorativo y práctico para el actuar
solidario de los hombres y de los grupos.
La Comunidad tenía que organizarse en torno a una nueva moral que
reforzara el sentido de las obligaciones del individuo para con su
sociedad.
El liberalismo se había centrado en los derechos del hombre y era hora de ahondar en sus obligaciones y deberes.
Perón insistirá en la necesidad de crear una conciencia acerca de los imperativos públicos de los pueblos.
El individuo tenía que adquirir una conciencia social que lo lleve a
actuar buscando el orden justo, la emancipación colectiva y la
autodeterminación popular.
Había que “difundir la virtud inherente a la justicia y alcanzar el
placer, no sobre el disfrute privado del bienestar, sino por la difusión
de ese disfrute, abriendo sus posibilidades a sectores cada vez mayores
de la humanidad”.
La solidaridad y la colaboración tenían que forjarse como el nuevo
vínculo entre los hombres y los grupos que iban a abandonar la lucha de
clases ya que “combatir el egoísmo no supone una actitud armada frente
al vicio, sino más bien una actitud positiva destinada a fortalecer las
virtudes contrarias; a sustituirlo por una amplia y generosa visión
ética”.
La educación como medio de perpetuación del orden justo
Una vez consagrados sus derechos sociales y los valores basamentales
del orden justo, el pueblo organizado era responsable de mantenerlos en
el tiempo.
Para evitar la inestabilidad, el caos y los enfrentamientos de clases
era preciso que “los valores morales creen un clima de virtud humana
apto para compensar en todo momento, junto a lo conquistado, lo debido”.
Consagrado el orden de justicia, los conflictos de intereses que
surgieran iban a resolverse “persuadiendo a ceder a quienes pueden
hacerlo y estimulando el progreso de los rezagados”.
Habiendo transitado siglos de enfrentamientos y de guerras, el ser
humano tenía que dejar atrás “el grito ronco”, “la amenaza” y “sangre”
como medios de resolución de diferendos.
La educación debía contribuir a conformar una conciencia solidaria y
una nueva moral asentada en principios éticos sólidos, ya que “libre no
es un obrar según la propia gana, sino una elección entre varias
posibilidades profundamente conocidas”.
La Comunidad Organizada en el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional
“Nuestra comunidad sólo puede realizarse en la medida en que se realice cada uno de los ciudadanos que la integran.
Pero «integrar» significa, para nosotros, «integrarse»; y la
condición elemental de la integración del ciudadano en la comunidad es
que la sienta como propia, que viva en la convicción libre de que no hay
diferencia entre sus principios individuales y los que alienta su
patria”. Juan D. Perón
Perón retomó el concepto de la Comunidad Organizada en el texto Modelo Argentino Para el Proyecto Nacional, publicado en 1974.
A diferencia de 1949, su planteo estaba más centrado en cuestiones de
organización política, que en debates con el campo filosófico y
universitario.
En línea con su postura de los años cuarenta, mencionó que la
Comunidad Organizada era un sistema alternativo al modelo soviético y al
materialismo capitalista y “la solución ideal debe eludir ambos
peligros: un colectivismo asfixiante y un individualismo deshumanizado”.
Perón consideró a la Comunidad Organizada como un paso necesario para
lograr la soberanía política nacional, en el marco de un mundo en
permanentes disputas imperialistas.
Desde su óptica “los pueblos que carecen de organización pueden ser sometidos a cualquier tiranía.
Se tiraniza lo inorgánico, pero es imposible tiranizar lo organizado.
Además, como una vez expresé, la organización es lo único que va más allá del tiempo y triunfa sobre él”.
El líder justicialista remarcó el hecho de que “no hay pueblo capaz
de libre decisión cuando la áspera garra de la dependencia lo constriñe.
De ahí que comunidad organizada significa, en última instancia, comunidad liberada”.
La Comunidad tenía que organizarse con “objetivos” compartidos entre sus miembros.
Para formularlos había que partir de una lectura real de las
posibilidades políticas de cada época y la “objetividad” es fundamental
para programar los objetivos de un pueblo.
Perón solía explicitar este concepto con el razonamiento aristotélico de que “la realidad es la única verdad”.
La Comunidad Organizada se vertebra con la labor permanente de los
dirigentes conscientes y formados así como del pueblo organizado
compartiendo “una doctrina que abre un amplio espacio de coincidencia
aceptado por la mayoría”.
En la democracia participativa y social justicialista el pueblo tenía que estar organizado de manera libre.
Los dirigentes de conducción debían poseer una vocación de servicio
público y conocimiento científico acerca de las cuestiones “relativas al
desarrollo del país”.
En este aspecto, Perón destacó que “no debe olvidarse que las
organizaciones sirven en la práctica, básicamente, por la calidad de los
dirigentes que están a su frente”.
La Comunidad Organizada tenía que elevar los valores del “Hombre
Argentino”, respetando sus costumbres y potenciando su ideal de justicia
e igualdad.
Desde su mirada, el punto de partida era la familia que “seguirá
siendo, en la comunidad nacional por la que debemos luchar, el núcleo
primario, la célula social básica cuya integridad debe ser celosamente
resguardada”.
De la misma manera que lo presentó en el año 1949, Perón consideró
que la Comunidad tenía que desarrollar una “conciencia social” que sea
capaz de forjar en el hombre el principio de “sus derechos inviolables,
sin enajenar la comprensión de sus deberes”.
AR/
Bibliografía utilizada
• Buela Alberto (2009) Consecuencias Politológicas del Congreso de Filosofía del 49, CEID, Buenos Aires.
• Castellucci Oscar (2015) Cómo y por qué Juan Perón escribió el Modelo
argentino para el Proyecto Nacional, Biblioteca del Congreso de La
Nación, Buenos Aires.
• Farre Luis (1958) Cincuenta años de filosofía en Argentina,
• Galasso Norberto (2005) Perón, formación, ascenso y caída, Colihue, Buenos Aires.
• Jaramillo Ana (2009) Homenaje al 60 aniversario del Primer Congreso de Filosofía, EDUNLA, Buenos Aires.
• Perón Juan Domingo (1974) La comunidad Organizada, Secretaría de la Presidencia de la Nación, Buenos Aires.
• (2006) Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, Instituto Nacional Juan Domingo Perón, Buenos Aires.
• Piñeiro Iñiguez Carlos (2010) Perón: construcción de un ideario, Siglo XXI, Buenos Aires.
• Williams Roy (2015) Fenomenología del peronismo, Biblos, Buenos Aires.
NOTAS:
[1] Oscar Castellucci menciona que Perón leyó solamente los capítulos
del XVII a XXII, que componen el libro La Comunidad Organizada.
[2] La Conferencia fue convocada por los mandatarios de Egipto, India e
Indonesia. Es bueno destacar que al momento de publicarse la Comunidad
Organizada aún no se había producido el proceso revolucionario y
anticolonial de Nasser (1952) y los gobiernos de Nerhu (1947) y de
Sukarno (1945) eran aún muy recientes.